Pedro, debido a la presión que tuvo que soportar, "se apartaba" de los gentiles, no confraternizando más con ellos, y se unió con los partidarios del ritualismo que provenían de Jerusalén. "Aun Bernabé fue también arrastrado" y se oponía a Pablo (Gál. 2:13).
Pero Pablo no estaba dispuesto a permitir que fuera infructífera la victoria ganada en Jerusalén. Resistió a Pedro "cara a cara" (vers. 11) utilizando el argumento de que "el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo". A esto añadió: "Nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado" (vers. 16).
La controversia sobre este asunto hizo que Pablo escribiera la Epístola a los Gálatas algunos años después, para contrarrestar la influencia de los judaizantes que seguían los pasos de Pablo y trabajaban entre sus conversos.
Debe considerarse que esta situación también es el antecedente de la Epístola a los Romanos, escrita por Pablo probablemente alrededor del mismo tiempo en que escribió la de los Gálatas.
El problema del judaísmo continuó creando perplejidades y dificultades a la iglesia cristiana durante más de dos siglos.
Se escribieron algunas obras en cuanto a la supuesta controversia entre Pedro y Pablo acerca del tema de los judaizantes. Entre esas obras son típicas las llamadas Reconocimientos de Clemente y Homilías Clementinas.
En esos relatos imaginarios se describe a Pedro envuelto en una discusión con Simón el Mago, y se afirma que vez tras vez el apóstol venció a su oponente, tanto en las disputas como en los milagros hechos.
Es posible que esos escritos fueran producidos por el grupo judaizante que reconocía a Pedro como el apóstol de la circuncisión, quienes para convertirlo en el paladín de la lucha para conservar el judaísmo en la iglesia cristiana emplearon a Simón el Mago como la figura del opositor de Pedro, cuando en realidad se tenía en mente al apóstol Pablo.
Sea como fuere, la contienda fue muy real y produjo un encono creciente entre los dos bandos dentro de la iglesia. Es posible que el partido judaizante hubiera transmitido algunos de sus sentimientos a los judíos en general. Sin duda esto aumentó el rencor con que los judíos consideraban a la secta cristiana.
Un ejemplo puede verse en el ataque de que fue víctima Pablo en Jerusalén cuando regresó a esa ciudad después de su tercer viaje. El resultado fue su arresto y encarcelamiento, y su posterior traslado a Roma.
Como reacción natural de la iglesia cristiana, hubo un esfuerzo de los cristianos gentiles para escapar, en todo lo posible, de las influencias de los judíos y de que se los confundiera con éstos.
Como se destacará después, este deseo de evitar cualquier parecido con los judíos introdujo cambios notables en las creencias, las formas y las prácticas del cristianismo, a medida que se incorporaban en la iglesia grandes cantidades de gentiles que no tenían simpatía por el judaísmo.
EL DIOS QUE YO CONOZCO
En el juicio final,
los hombres no serán condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de aprender la verdad. No obstante los sofismas con que Satanás trata de establecer lo contrario, siempre es desastroso desobedecer a Dios. Debemos aplicar nuestros corazones a buscar la verdad. Todas las lecciones que Dios mandó registrar en su Palabra son para nuestra advertencia e instrucción. Fueron escritas para salvarnos del engaño. El descuidarlas nos traerá la ruina. Podemos estar seguros de que todo lo que contradiga la Palabra de Dios procede de Satanás.