EL DIOS QUE YO CONOZCO

En el juicio final,

los hombres no serán condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de aprender la verdad. No obstante los sofismas con que Satanás trata de establecer lo contrario, siempre es desastroso desobedecer a Dios. Debemos aplicar nuestros corazones a buscar la verdad. Todas las lecciones que Dios mandó registrar en su Palabra son para nuestra advertencia e instrucción. Fueron escritas para salvarnos del engaño. El descuidarlas nos traerá la ruina. Podemos estar seguros de que todo lo que contradiga la Palabra de Dios procede de Satanás.

14.00. La tradición

Gr. παραδοσις paradosis, literalmente "entrega" o "transmisión"; por ende, "una tradición" que se entrega, o transmite a alguien, de viva voz o por escrito.

Tal como se usa en los Evangelios, παραδοσις paradosis se refiere al conjunto de reglamentos orales rabínicos que se habían formado en torno de la Torah. Las tradiciones de los rabinos eran el blanco específico de los ataques de Jesús contra el sistema religioso Judío de sus días.

Nuestra palabra "tradición" significa "lo que es transmitido, es decir, de maestro a alumno, o de una generación a otra". Con el correr del tiempo, esta tradición oral, que al principio tuvo el propósito de proteger la ley escrita del AT, llegó a ser considerada como más sagrada que la ley misma.

Se suponía que por una obediencia mecánica a los requisitos de la tradición oral, automáticamente una persona estaba guardando la ley escrita, incluso los Diez Mandamientos.

En otras palabras, si una persona cumplía con la letra de la interpretación tradicional de la ley, no necesitaba preocuparse por el espíritu de la ley escrita.

Este sistema legalista reducía la religión a meras formas y desterraba el espíritu de la verdadera adoración y de la obediencia, sin el cual el hombre sirve a Dios en vano:

"Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren" (Juan 4:23-24).

"Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres" (Marcos 7:7).

Así, un sistema de justificación obtenida por las "obras" de la ley invalidaba el plan de salvación, mediante el cual Dios tenía el propósito de que el hombre lograra la justificación por la fe:

"mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo... Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios" (Romanos 9:31-32; 10:3).

Cristo procuraba restaurar a su legítimo lugar, en el pensamiento y en la vida de su pueblo, todas las instrucciones reveladas por Dios.

Se esforzaba por otorgar a las palabras de Dios prioridad sobre las palabras de los hombres. Buscaba suprimir las meras formas externas de la religión y cultivar el verdadero espíritu de la religión en el corazón.