Con el camino ya preparado por los lolardos de Wyclef, la reforma inglesa avanzó a grandes pasos en el siglo XVI. Sin embargo, la reforma en Inglaterra fue diferente de la reforma en el continente europeo, en tres aspectos dignos de tenerse en cuenta.
(1) Dos movimientos antipapales progresaron simultáneamente en Inglaterra en el siglo XVI: un movimiento religioso que había incorporado influencias humanistas, luteranas y de Wyclef, y un movimiento político que tenía el propósito de depositar toda la autoridad religiosa en el rey y no en el papa.
(2) Hubo constantes conflictos, especialmente a fines de ese siglo, entre los bandos romanistas y protestantes dentro de la Iglesia Anglicana.
(3) En Inglaterra hubo una notable tendencia de entrar en componendas en asuntos de doctrina y liturgia.
Un hombre de profundas convicciones no podía mantener sus puntos de vista debido, en parte, a los obstinados soberanos de la dinastía de los Tudor, especialmente Enrique VIII. Por eso la teología anglicana no muestra el vigor ni la independencia de los sistemas religiosos de Calvino y Lutero.