También se propagó en la iglesia primitiva la observancia de ciertos días de ayuno.
Se los menciona en la Didache (8) como el "cuarto de los sábados" y la preparación, es decir, miércoles y viernes. Se advertía a los cristianos que no ayunaran en el segundo y en el quinto día de la semana, pues el lunes y el jueves eran días de ayuno judíos.
Se suponía que el miércoles era el día en el cual Judas había vendido a Cristo y el viernes el día de su crucifixión y sepultura.