La descripción más antigua de un servicio de culto cristiano procede de la pluma de un escritor pagano.
Plinio el Joven (62-114 d. C.) era gobernador del Ponto, en la costa meridional del mar Negro.
Había sido nombrado para ese cargo por el emperador Trajano.
Plinio es mejor conocido como un hombre de letras que escribía en un latín tan precioso, que se han preservado sus epístolas; entre éstas se encuentra su amplia correspondencia con el emperador.
En una de sus cartas describe lo que le pasó en el Ponto con la naciente secta de los cristianos (Cartas x. 96), y le cuenta al emperador lo que estaba haciendo para detener el crecimiento de la secta.
En el curso de su informe describe un servicio de culto cristiano usando la información obtenida de algunos que encarceló por estar acusados de ser seguidores de Cristo.