EL DIOS QUE YO CONOZCO

En el juicio final,

los hombres no serán condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de aprender la verdad. No obstante los sofismas con que Satanás trata de establecer lo contrario, siempre es desastroso desobedecer a Dios. Debemos aplicar nuestros corazones a buscar la verdad. Todas las lecciones que Dios mandó registrar en su Palabra son para nuestra advertencia e instrucción. Fueron escritas para salvarnos del engaño. El descuidarlas nos traerá la ruina. Podemos estar seguros de que todo lo que contradiga la Palabra de Dios procede de Satanás.

16.22. Cisma entre el Oriente y el Occidente

En los primeros siglos debido a diferencias de idioma, de cultura, de conceptos teológicos y de puntos de vista doctrinales, los sectores oriental y occidental de la iglesia se habían separado gradualmente.

Esta tendencia se aceleró con el virtual fin de la influencia del emperador de Oriente en Occidente, especialmente después que dicho emperador tuvo que dedicar toda su atención y energías a contener la difusión del islamismo.

La controversia de los iconoclastas ayudó a ampliar la brecha, y en el siglo XI se acentuaron otras diferencias, tanto en la interpretación ritual como teológico.

Entre éstas estuvieron:

(1) la cuestión de si se debía usar levadura en el pan sacramental (la iglesia de Occidente sostenía que sí debía usarse),

(2) de si se debía ayunar en el día sábado (la iglesia oriental sostenía que no debía hacerse), y

(3) si el clero debía casarse (la iglesia occidental tomó la posición de que no debía hacerlo).

Estas diferencias, y otras de menor importancia, pronto se agudizaron.

El patriarca de Constantinopla y el papa de Roma se lanzaban recíprocamente anatemas.

La crisis llegó al máximo en el año 1054: el patriarca y el papa se excomulgaron mutuamente. ¹

Ese cisma separó a la iglesia oriental de la occidental.

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¹ El papa Pablo VI y Atenágoras I, patriarca de la Iglesia Griega Ortodoxa, anularon en 1965 las excomuniones que se habían lanzado mutuamente el 16 de julio de 1054 Miguel Cerulario, patriarca de Constantinopla, y el cardenal Humberto da Silva Candida, legado del papa León IX