Después siguió un período de paz transitoria para la iglesia, y los apóstoles de Jerusalén aprovecharon bien esa oportunidad. Pedro, que había estado ayudando a Felipe en Samaria, llegó a Jope durante su obra itinerante. La comunidad cristiana estaba allí lamentando la muerte de Dorcas, una de las mujeres que servían en la iglesia. Pedro entonces demostró que aún poseía el poder que lo había acompañado el día de Pentecostés y cuando había curado al cojo ante la puerta "la Hermosa" del templo de Jerusalén. A la orden, de Pedro, Dorcas resucitó, y muchos aceptaron el Evangelio (Hech. 9:42).
Después se le ordenó a Pedro, mediante la intervención milagrosa de un ángel, que visitara a Cornelio, centurión de la compañía llamada "Italiana". Cornelio simpatizaba con los judíos, creía en el verdadero Dios de los hebreos y era generoso en sus ofrendas para la causa religiosa. Pedro se reunió con Cornelio, su familia y sus amigos, y el resultado fue que Cornelio aceptó el Evangelio. Pero cuando pidió el bautismo, Pedro vaciló porque Cornelio era gentil; no obstante, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que estaban en la casa, y entonces Pedro los bautizó (Hech. 10:48).
Cornelio aún no era totalmente un prosélito, pues no había sido admitido todavía en la comunión judía. Por eso llegó el informe a Jerusalén de que Pedro había dejado entrar en la iglesia cristiana a un gentil mediante el bautismo. Esto produjo muchísimas críticas, y Pedro tuvo que responder ante los apóstoles en Jerusalén por lo que había hecho. Cuando explicó que el Espíritu Santo había descendido sobre los nuevos conversos, los apóstoles no tuvieron nada que criticar sino que justificaron lo que Pedro había hecho.
EL DIOS QUE YO CONOZCO
En el juicio final,
los hombres no serán condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de aprender la verdad. No obstante los sofismas con que Satanás trata de establecer lo contrario, siempre es desastroso desobedecer a Dios. Debemos aplicar nuestros corazones a buscar la verdad. Todas las lecciones que Dios mandó registrar en su Palabra son para nuestra advertencia e instrucción. Fueron escritas para salvarnos del engaño. El descuidarlas nos traerá la ruina. Podemos estar seguros de que todo lo que contradiga la Palabra de Dios procede de Satanás.