EL DIOS QUE YO CONOZCO

En el juicio final,

los hombres no serán condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de aprender la verdad. No obstante los sofismas con que Satanás trata de establecer lo contrario, siempre es desastroso desobedecer a Dios. Debemos aplicar nuestros corazones a buscar la verdad. Todas las lecciones que Dios mandó registrar en su Palabra son para nuestra advertencia e instrucción. Fueron escritas para salvarnos del engaño. El descuidarlas nos traerá la ruina. Podemos estar seguros de que todo lo que contradiga la Palabra de Dios procede de Satanás.

13.02. La religión romana y la judía

Cuando los romanos se relacionaron directamente con la religión judía, especialmente por las conquistas de Pompeyo en el Cercano Oriente, donde subyugó a Siria y a los judíos durante los años 65-63 a. C., se enfrentaron con un problema religioso.

Estaban dispuestos a tolerar la religión judía, pero ésta estaba tan entretejida con la vida judía e influía tan obviamente para que los judíos no estuvieran dispuestos a ceder ante la dominación romana, que les resultó muy difícil mantener la tolerancia.

Además, los romanos no podían entender la religión judía. Como los judíos hablaban de su Dios, pero no lo representaban en ninguna forma, a los romanos les parecía que la religión judía era sólo una creación de la imaginación hebrea.

Los judíos se negaban completamente a tener alguna relación con los dioses romanos, y sólo consentían en orar por el Estado romano. Sin embargo, los romanos aceptaron esa transacción, permitieron que los judíos retuvieran su culto, y pusieron a Herodes como rey de los judíos.

Herodes afirmaba ser judío, aunque esto sólo se debía a que su familia había sido obligada años antes por los Macabeos a plegarse al judaísmo.

Entre los judíos había una cantidad de sectas. Los romanos las reconocían como parte de la religión judía porque los judíos incluían esas sectas en su sistema religioso.

Una secta como la de los zelotes era considerada con desconfianza debido a sus tendencias a la rebelión, y con frecuencia era objeto de medidas disciplinarias; pero no era puesta fuera de la ley sino como último recurso.