La observancia de la Pascua y de Pentecostés se introdujo, con un cambio de énfasis, en las prácticas de la iglesia cristiana. Esto dio lugar a una intensa disputa en la iglesia en los siglos II-IV.
Entonces apareció, principalmente en el Oriente, una secta llamada los cuartodecimanos. Esta palabra, que se deriva del latín, significa literalmente "catorcenos" o "decimocuartos".
Entonces apareció, principalmente en el Oriente, una secta llamada los cuartodecimanos. Esta palabra, que se deriva del latín, significa literalmente "catorcenos" o "decimocuartos".
Esos cristianos insistían en que el día de la crucifixión de Cristo debía celebrarse anualmente en la primavera (marzo-mayo) con ritos especiales y siempre en el día correspondiente en que había muerto Cristo. Ese día era el 14 de Nisán, de ahí el nombre de "catorcenos" o "decimocuartos".
De esta manera celebraban anualmente la pascua el mismo día que los judíos, pero por una razón enteramente diferente a la de éstos y sin las ceremonias especiales propias de la pascua judía. Sin embargo, la observancia de los cristianos del 14 de Nisán significaba que estaban reunidos el mismo día en que los judíos celebraban su fiesta en las sinagogas.
Como resultado de las persecuciones iniciadas por los judíos y del serio conflicto dentro de la iglesia, centralizado en la continuación de los ritos judíos, especialmente en el Occidente, se desarrolló una fuerte posición contra la celebración en la iglesia cristiana de cualquier fiesta que coincidiera con otra judía.
Esta reacción originó un movimiento definido en la ciudad de Roma en el tiempo de la segunda guerra judía, durante el reinado del emperador Adriano, alrededor del año 130 d. C. El que presidía la iglesia de Roma en ese tiempo, el cual ocupaba con sencillez un cargo que más tarde se transformó en el papado, insistió en que la iglesia cristiana debía celebrar anualmente la resurrección de Cristo, no su crucifixión; y que dicha celebración anual debía caer siempre en el primer día de la semana porque ese era el día de la resurrección.
Este fue el origen de la práctica de celebrar esta fiesta anual en la primavera del hemisferio norte (marzo-mayo).
Esto era sólo motivo de un apacible debate entre Oriente y Occidente alrededor del año 150 d. C.; pero al finalizar el siglo II, Víctor, que presidía la iglesia de Roma, insistió en que todas las iglesias debían concordar con la práctica de la iglesia de Roma, no celebrando más la crucifixión sino la resurrección y evitando congregarse en el mismo día con los judíos.
Y para que así sucediera, hizo caer la celebración de primavera de los cristianos en el primer día de la semana, hoy llamado domingo.
Tan categórico fue Víctor en este asunto, que se intentó excomulgar a todas las iglesias que no aceptaran la práctica romana. La excomunión fue suspendida debido a una fuerte protesta.
Pero desde allí en adelante la práctica de celebrar la resurrección en domingo, en la primavera, quedó establecida en la iglesia cristiana, y finalmente evolucionó convirtiéndose en la fiesta que ahora popularmente se llama "Pascua de Resurrección".
Pero desde allí en adelante la práctica de celebrar la resurrección en domingo, en la primavera, quedó establecida en la iglesia cristiana, y finalmente evolucionó convirtiéndose en la fiesta que ahora popularmente se llama "Pascua de Resurrección".